Vuelvo hacia dentro, donde siempre he estado,
donde está todo y nada es concreto; donde somos
los mismos. Vengo a los paisajes fractales del subsuelo,
a rincones sumergidos que se esconden tras paredes
de vísceras y entrañas. Cruzo por arterias del más frío
y oscuro anonimato: reconozco a un niño que me mira
asustado y a un adolescente arrogante que me increpa,
y quizás a ese viejo profesor. Las arterias lo son todo,
lo cruzan todo: los cuerpos, las ciudades... siempre están
en todas partes. Y me apoyo -al sumergirme- en el osario
que aguanta y da firmeza a mis insomnios.
Miguel Ángel Contreras, incluido en Libro de precisiones (Bartleby Editores, Madrid, 2012).
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*Artículo de Francisco Cenamor sobre Libro de precisiones
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