Me echo la ropa encima y abro.
Veo a un labrador anciano,
que, jarra de vino en mano,
viene a visitarme, de buena fe.
Cree que no estoy adaptado a la época.
«Para personas como Ud.,
no será lo más adecuado
vivir bajo techo de paja
y vestir andrajos.
Todo el mundo se revuelca en el fango,
y ¿por qué ha de negarse a hacer lo mismo?»
«Le agradezco su consejo,
pero yo no nací acorde
con los afanes mundanos.
Dejarme llevar por la corriente
es ir contra mi naturaleza.
Venga, vamos, bebamos.
Disfrutemos de su vino:
He escogido mi camino
y no cambiaré de rumbo.»
Tao Yuanming, incluido en Poesía clásica china (Ediciones Cátedra, Madrid, 2002, ed. y trad. de Guojian Chen).
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