Madre estoy herida mis muñecas sangran con la negra oscura sangre de los sentidos camino y aún así corro a lo largo de infinitos pasillos pálidos pasillos mi cabeza rebota golpeando las paredes que te cercan y este aguijón en mi pecho el aguijón que penetra en mí y penetra mi carne madre llévame lejos madre llévame lejos a otras noches de quietud de placidez una mano me busca un olor el otro olor en mí estoy herida mis muñecas sangran color de atrocidad agitan el fuego de las mil esquinas de mi ser y mis ojos están cegados por la maldición de la profecía estoy herida herida herida a la vigésima hora mis miembros fueron saqueados mi espina se dobló mis bocas fueron un río con otros ríos llévame a las oscuras habitaciones donde los animales buscan refugio llévame dentro madre bien dentro de la tierra que podría matarte de nuevo que podría que no me llevase la figura legendaria el hechizo de los ojos en los ojos y las lenguas enlazadas y las aguas sostenme que podría no perderme por esta herida que lleva al no tiempo
Isel Rivero en Canciones (1968), incluido en Words are Witnesses / Las palabras son testigos (Verbum Editorial, Madrid, 2010, trad. de Benito del Pliego).
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