De los ojos de un niño despegan los aviones.
Si cerrase los ojos caerían.
Sólo su asombro los mantiene en vilo,
su manita los alza,
su corazón los mueve y los aleja.
Sin un niño pegado a los cristales,
a las altas barandas de una terraza adulta,
morirían de horror los aeropuertos.
Un niño nunca podría decir la palabra "aeronáutica"
pero de él dependerá la imitación del pájaro.
Un niño no sabrá calcular las distancias
pero es la garantía del retorno.
Cada aeropuerto debe tener un niño pegado a los cristales,
junto a los altavoces, donde quiera que el miedo
se agazape.
Gracias a él tardará menos lágrimas el regreso de todos,
dolerá menos besos el adiós de las madres,
las azafatas podrán prescindir de advertencias insulsas.
Un avión en el aire
son muchos niños mirando al horizonte.
Alexis Díaz-Pimienta en Pasajero de tránsito (1996), incluido en Ida y vuelta. Antología poética sobre el viaje (Fin de viaje Ediciones, Granada, 2011).
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Magnífico el poema de Alexis. Gracias, Francisco.
ResponderEliminarEstupendo poema. Se agradece que lo hayas asomado a esta ventana. Todo un placer.
ResponderEliminarSí, la verdad es que es de esos poemas que emocionan, muy bello.
ResponderEliminarVoy a tener el honor de compartir los poemas de Alexis con los míos próximamente en boca de Enrique Gracia. Es un orgullo.
ResponderEliminarLuis Miguel
Muy bien, espero que sea una velada divertida. Un saludo.
EliminarVaya. Qué sorpresa. Nunca es tarde para descubrir que los poemas tienen vida propia y navegan por otros mares poéticos. Un abrazo !!
ResponderEliminarAquí estará mientras dure Internet.
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