sábado, 16 de abril de 2011

Poema del día: "Crueles ojos de Telémaco II", de Antonio Martínez Sarrión (España, 1939-2021)

                                                                                     [FIDELIDAD]

de esta sencilla manera
a la pregunta inequívocamente capciosa del curador
respóndale que sí
que en talavera hacia mil
y quinientos y veintidós
un arcediano
me había prestado sus viejos temblorosos impertinentes
algo podridos por la humedad y el incienso
para que contemplara el proceso a la adúltera
la acidez no perturbaba mayormente
la honesta digestión de los obispos
cuando a mi madre le abrasaban el sexo
entre los brutales eructos de los turiferarios
de toda aquella gente sin modales
hez y ralea tricateuses machorras
compradas con el oro de moscú

hubo bastante
el perro
me tomó cariñoso por los hombros
me besó en la mejilla poniendo de su parte
y
santiguándonos de una manera indigna
tras la venia volvimos al galpón
tumba de los leprosos y los réprobos
nunca quise insinuarle al cefalópodo
que la estaban en realidad matando
entre salacidades disparos de espingarda
pólvora humedecida para mayor delirio
largos regueros de voraces moscas

ni siquiera al siniestro la foca
(como era conocido) la foquita
el patán incivil con su peto cardado
las delicias de su morrión
el alzacuellos perdido de sebo babas
continuas en la servilleta
germinaba el cereal en su chaleco beige
como en los campos de crimea

esto fue en junio me parece
sus testículos en agua hirviendo sí
escocidos gigantes comiquísimos
ya que aún no el aggiornamento
las últimas encíclicas del obispo de nimes
prohibían el empleo de sal gema
en los suplicios genitales
lo cual nunca impidió la buena mesa
(del obispo) sus miles de carneros trasegaba
su vino por espita del doce
una muía jara
servíale de bastión contra los conjurados
mas la lujuria usa de malas tretas
y mi madre
no pudiendo resistir el picor
se arrancó como un toro del tormento
y jurando como una poseída
se entregó a los braceros
a los mozos de cuerda
a los pirómanos
ante la confusión total de la feligresía
mientras que con un cabo de vela
el patán
hacía rogativas para que el cielo depusiera su estricto tono cárdeno

hubo como es costumbre
función de tornabodas
con las vecinas cluecas
besándonos de una forma asquerosa a mí y al marmolillo
ya que entonces la octava
con un compás de espera y de respeto
porque si no el cabildo qué diría?
porque al fin las rogativas estaban abonadas
y la contaduría solía prender fuego a los libros
y una conducta así
y vade retro

a la salida el maldecido fraile
en un griego demótico
me lanzó rezongado:

              Las bodas les saldrían. Pero en manos
              de los dioses está, si a su regreso
              ha de vengar o no la torpe afrenta.
              Busca tú ahora un medio de librarte
              de esa turba impudente.

Antonio Martínez Sarrión en Pautas para conjurados (1967-1969), incluido en El centro inaccesible (Poesía 1967-1980) (Ediciones Hiperión, Madrid, 1981).

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