Nadie repetirá el camino que ahora emprendo
con tanto afán, con este mismo paso;
el inédito pulso de mis huellas
me convierte en su dueña al invadirlo.
Este agreste lugar tan apartado,
que otro pudo tener en otra forma,
jamás conservará la misma pauta.
Todo está por andar y descubrirse
y ni siquiera el peso de otro cuerpo
-mínima violación sobre la yerba
descubierta de pronto- turbará mi egoísmo,
sé que nadie verá morir la tarde
con esta última luz, desde estas sombras.
Mari Cruz Agüera, incluido en Ámbito. Revista de poesía (Málaga, marzo de 2010, nº 2).
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