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Blog de Legados Ediciones
¿Desde cuando estáis editando y qué os motivó a comenzar?
Comencé a editar oficialmente en abril de 2008. El motivo básicamente es vocacional, intentar ocupar una pequeña parcela en el mundo literario sin mayores pretensiones que la del trabajo bien hecho.
¿Qué géneros publicáis normalmente?
Tenemos distintas colecciones, aunque es muy probable que haya cambios al respecto en los próximos meses. Nos interesa sobre todo la poesía española actual.
¿Qué criterios tenéis a la hora de seleccionar los libros que publicáis?
Fundamentalmente, la calidad del texto. Que la obra sea una propuesta literaria seria. También me interesa todo aquello que tenga que ver con la imaginación, estar en vanguardia, experimentar, todo aquello que se salga de la norma, de la costumbre. La capacidad de riesgo de un autor. Me interesa el arte, la literatura, no el periodismo.
¿Admitís originales? ¿Cuál es el canal para ponerse en contacto con vosotros?
Actualmente no admito originales porque estoy desbordado de trabajo. Podría estar dos años sin recibir nada perfectamente, tengo obras suficientes para publicar hasta 2012 por lo menos. El medio fundamental para ponerse en contacto con nosotros es a través de e-mail en nuestra web, www.legadosediciones.com. Según sea el contacto, hay distintos buzones: info, pedidos, colaboraciones, tesis… @legadosediciones.com.
¿Cuáles son los principales problemas que encontráis a la hora de desarrollar vuestra labor editorial?
Los problemas son muchos y con distintas variables, ya que todo eslabón en la cadena interactúa con el resto. Por un lado, la distribución siempre es un problema. Las distribuidoras se llevan un porcentaje muy alto, necesitan un mínimo de ejemplares para lanzar una campaña, suelen optar por mostrar en sus catálogos a los libreros lo que más se vende, sea literatura o no, y sus comerciales no suelen ser expertos en literatura. Nosotros no tenemos distirbuidora. Yo mismo llevo los ejemplares a las librerías y hacemos envíos por Correos a cualquier punto de España, tardando como mucho 3-4 días.
Por otro, los libreros que no aceptan nuestros libros en depósito. Si una librería no acepta siquiera nuestros libros en depósito, es complicado hacerse visible. También influye mucho si un libro se pone en mesa o se arrincona en una estantería. Ahí es importante la labor del librero. Normalmente los pequeños libreros con los que trabajamos suelen ser personas con gusto por la literatura de calidad y sensibles a nuestra situación como sello pequeño. No sucede así en las grandes superficies, donde ni siquiera estamos presentes.
Otro asunto es la propia solidaridad de los lectores. La sociedad española no es muy consciente de la necesidad de apoyar a pequeñas empresas y comerciantes. La mayoría de lectores prefiere leer/comprar best sellers, libros de autores reconocibles. Poca gente se arriesga a leer a autores nuevos. Y menos aún a comprar el libro. Y sin ventas, un proyecto como el nuestro no es viable. No me parece muy lógico que después la gente se tire de los pelos porque un editor opte por la autoedición o co-edición. Si compraran el libro, el autor no tendría que costeárselo. Pero la gente está en otras cosas, en los autores/libros de los que todo el mundo habla. Hay mucho miedo socialmente a leer lo que no lee la mayoría, a nadar contracorriente. Como quien se siente fuera de lugar si unos compañeros de trabajo hablan del programa de TV de la noche anterior y él se siente obligado a verlo para integrarse en el grupo. Además, el ser humano es egoísta por naturaleza: poca gente se para a pensar que detrás de un libro está el trabajo de muchas personas. Y que merecen ganarse la vida con tanta dignidad como cualquier otro trabajador.
Y por último, la política de subvenciones/premios literarios. Este apartado merece un estudio aparte. Me gustaría publicar algún día un estudio crítico sobre este tema. El Estado soporta casi toda la estructura cultural de nuestro país. Y suele apostar por obras que gusten a la mayoría. Lo cual se traduce en una larga lista de obras de arte mediocre. Esto sucede en toda nuestra cultura subvencionada: cine, música, teatro, arte, y cómo no, libros. Quizá el camino sea llamar a las puertas de la empresa privada. En los países anglosajones la cultura la sostienen las grandes empresas privadas, no el Estado, desde una cadena de hamburguesas a una firma de software. Si el dinero público se destina siempre a los mismos, quizá sea hora de que una empresa de ropa deportiva patrocine un libro. No es muy europeo ni muy elegante, pero tampoco lo es repartir dinero público a los amigos de siempre. Este tema es especialmente alarmante en los premios literarios. Si una editorial recibe dinero público para editar un libro premiado, ¿por qué volver a cobrar al consumidor por ese libro? Debería ser gratuito. Los libros premiados los pagamos dos veces. Es un chollo para unos cuantos señoritos del cortijo poético/literario.
¿Y cuáles son las satisfacciones que recibís?
La satisfacción del artesano, de hacer un libro con humildad y cariño, cuidar su imagen, su presencia, y contribuir a la publicación de una obra de arte diferente, de un autor poco conocido. La respuesta del público, de la gente que viene a vernos a una lectura, a una presentación. Y la gente tan maravillosa que vamos conociendo, desde amigos libreros hasta poetas.
Una breve valoración del mundo editorial actual…
El mundo editorial en nuestro país es un reflejo de la salvaje economía capitalista: el poder y el dinero están en manos de unos cuantos sellos/editores. Un dato del Comercio Interior del Libro en España del año 2008 (publicado por la Federación de Gremios de Editores de España): había 858 editoriales agremiadas en alguna federación de editores en España, de las cuales 11 eran consideradas muy grandes, 20 grandes, 121 medianas y 699 pequeñas. Y todavía más pequeñas aún: 688 empresas no agremiadas en ninguna federación de editores, normalmente porque no tenemos dinero para ello. Un 17,7% de editoriales funcionan bien o muy bien. El resto, sobrevivimos como podemos.
Alguna cosa más que quieras añadir…
Nada más, un saludo cordial a tus lectores y un abrazo a todos los componentes de este mundillo, poetas, libreros, lectores, que desde su actitud crítica ante el poder omnímodo de las multinacionales optan por elegir un libro de un autor desconocido. Y además, lo compran. Ése es un acto heroico en nuestro días.
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