sonrío y pienso:
Hoy sucederá algo grande,
maravilloso, perfecto;
hoy se cumplirá sin duda
el más lindo de mis sueños...
Y luego... no pasa nada:
Yo trajino, salgo, entro...
-Sólo un día entre los días...
El mocito a su colegio;
el padre con sus afanes...
-Deberes, barullo, juegos;
costura, un libro, la radio;
una regañina, un beso;
bromas, parloteo; nada.-
Y, al cabo, cuando me acuesto,
después de besar al hijo,
con la cabeza en el pecho
de mi adorado, suspiro,
entre soñando y durmiendo:
Acaso es verdad... Acaso
lo maravilloso es esto.
Ángela Figuera Aymerich en Mujer de barro (1948), incluido en Obras completas (Ediciones Hiperión, Madrid, 1986).
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Conocía esta autora, más no este poema.. sumamente tierno y didáctico, real porqué no.
ResponderEliminarUn gusto pasar a verte
Cuando la leí debió de gustarme mucho, seleccioné muchos poemas. Desde luego humanidad no le falta.
ResponderEliminarLa esencia del poema
ResponderEliminares su verdad extrema
El día que perdemos
ese encanto,lo sabemos.
besos
La esencia, algo olvidado en la poesía actual mayoritaria.
ResponderEliminarA veces lo esencial es tan obvio que nos olvidamos de ello. Versos que dan de lleno en nuestra propia y cotidiana esencia.
ResponderEliminarBesadetes
Pues sí Sàlvia, y de tan cotidiano, casi nunca lo vemos.
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