Tristeza, por supuesto, y confusión.
Los familiares reunidos junto a la tumba,
hablando de la pérdida, el tiempo empeorando,
la lluvia avanzando en vagas columnas frente a la costa.
Ésta es la isla de Prince Edward.
Regresé a mi lugar natal para anunciar mi muerte.
Dije que cabalgaría hacia el mar a galope tendido
sin mirar hacia atrás. La gente se enfureció.
Les hablé de otros intentos que hice en el pasado,
de cómo dejé de comer para alcanzar el tamaño de Lucille,
a quien amaba, para morar en el gélido espacio
que su cuerpo ocupara. Se quedaron atónitos.
Luego les hablé de aquella vez
en que me zambullí en un arco perfecto
lleno de la sonrisa de la despedida hasta caer
boca arriba en el muslo del río.
Y sobre aquella vez
que me desnudé en la nieve, con una pistola
apuntándome entre los ojos, y cómo al disparar, mi cabeza,
estalló de salud. Me quedé pronto solo.
Ahora yazgo en la caja
que yo mismo he construido mientras el tiempo
empeora y los dolientes sacuden sus cabezas como queriendo
escribir o morir. Yo ya nada quería.
Mark Strand en Aliento (Ayuntamiento de Lucena, Córdoba, 2004).
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¡me impresiona! es bello este poema, tiene mucha fuerza.
ResponderEliminarNo lo conocía a Strand, acabo de leer ese texto sobre las traducciones, me he quedado muda.
un abrazo,
Strand tiene una propuesta poética muy interesante, merece la pena leerlo, sí.
ResponderEliminargracias por descubrirme a Mark Strand, veo que estás muy activo en facebook ...
ResponderEliminarBueno, tampoco tan activo, simplemente he decidodo subir referencia de lo que saco en el blog. Gracias por pasarte.
ResponderEliminar¿quién no ha pensado alguna vez en el día de su muerte? el día que no veremos, el primer día que no viviremos, porqué los anteriores al nacimiento son inconcebibles. Tiene mucha fuerza, porque está seguro de su muerte y nos enseña las veces que quiso morir, y lo distinto que es de aquellos que se escandalizan de la muerte, del valor ante la muerte, del valor ante la vida.
ResponderEliminarA mí me encanta la convicción con la que escribe este Mark Strand.
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