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Lisboa (Hombre y ciudad), de Miguel Pastrana (Asociación de Escritores y Artistas Españoles, Madrid, 2008).
Dividido en dos partes separadas por un acertadamente llamado interludio, el escenario de la ciudad se nos presenta en sus espacios notables en el acto inicial.
En detalle. El primer poema, homónimo al libro, enfoca la ciudad desde el exterior, una vista general desde el Puente 25 de Abril. Y ese exterior incluye el océano, “Lisboa: Nao azul en mar alicatado”, al que se dedica en exclusiva el siguiente poema: ‘Océano al sol tendido’. Es la Lisboa (Portugal) histórica de ímpetu descubridor y conquistador a través de los mares quien se tiende al sol y reposa aletargada. El océano es Lisboa.
Hechas las presentaciones entramos a la urbe en ‘El cielo de Lisboa’, “un mar que alguien ha puesto / boca arriba, entre nubes”. Entra a Lisboa, inicialmente vista desde fuera, a través de su cielo, idéntico al mar (boca arriba, por cierto), que es el elemento incuestionable que sustancia su historia. Y ya dentro, “Aquí llega el tranvía: / me voy a bañar / al cielo… / Quiero decir… ¡Al mar!”.
Comienza así un recorrido por la ciudad en el que nos muestra sus elementos notables: ‘La torre de Belem’, ‘Alfama’, ‘La Baixa y el Chiado’, el convento do Carmo, sus buhardillas (vista desde el castillo). En resumen, su historia la sustancia en el mar, que es la puerta de entrada a la propia ciudad en un cielo idéntico, para en tranvía recorrerla y presentárnosla en su arquitectura histórica. En el acto final ya llegará el momento de involucrarse, por ahora, salvo contadísimas ocasiones en que emplea la primera persona (en singular y plural), los poemas son impersonales.
El poeta ha cogido el tranvía para mostrarnos la ciudad, y no nos cuenta sus vivencias personales. Nos cuenta Lisboa, “cautiva” hoy, como la torre de Belem, que “en sueños ve al océano, su amante / liberándola con brazo espumeante”. Y es que como por ‘Alfama’, “por las calles y azulejos, / se funde el hombre perdido”. “Ansia sin retorno eres.” Lapidario, el poeta. “Danzan los cuerpos / y almas bien nacidas, / música extraña, / empozadas melodías”, observa en las alturas de nuevo, ahora de las buhardillas y antes en las ruinosas del convento do Carmo. Aunque la mejor expresión, a mi parecer, es ‘Sombra en un callejón’: “Apenas nada, un esbozo / que se yergue entre faroles, / tinta que viene llorando / por sonoros callejones, / y que ansía derramarse / en el sueño de los hombres”. Verso que cierra esta visión deshumanizada (o desleída) de Lisboa.
Aunque cuidado, sí hay lugares en Lisboa en que el poeta se persona y quiere detenerse, hay rincones vivos de un pasado glorioso, como el Chiado: “Flota Eça de Queirós en finas cristaleras; / Garret tiene su calle; Pessoa, hierro verde, / lugar asegurado junto a las camareras. / Es el Chiado: ayer que es presente, y que muerde. […] Entre estos rosetones quisiera detenerme / para siempre; dormir, y en asiento invisible, / como Ricardo Reis, mutarme en hierro inerme; / oxidada figura de metal insensible”.
Primera parte, la canción del pasado. La inteligencia puesta al servicio de la poesía. Y la poesía, al de la inteligencia.
¡Aaah!, pero no. Lisboa no sólo es ciudad, país o civilización, como ustedes quieran; también es hombre, Lisboa. Hombre y ciudad. El hombre hace la historia que configura la ciudad que determina al hombre. Y su tercera canción del interludio lo declara. Escojo versos y digo: “Tú no eres tú /[…]pues eres yo /[…]Eres yo. Yo / soy tú, nadie[…] Tú y yo, / nada. Ella quizá, / constelación urbana, tinta / agónica y eslabón / en acuoso haz / forjado”. El hombre, producto de su ciudad considerada en su historia. Obvio, ¿verdad? Así que Miguel Pastrana es Lisboa, y Lisboa es Miguel. Como ambos, a su vez, son otros tantos.
En el segundo acto, el hombre y la modernidad . ‘Anochecer’ es el pórtico, la venida del Reino de los Témpanos con su frialdad de moaré entre rosetones y cúpulas, de arcos voltaicos que apagan el cielo, de reflectores que dan nueva luz a las entrañables tabernas y cafés… Luces de la modernidad que congelan la historia. Porque esos témpanos son de hielo. O también la piel de tambor sobre la que se extiende, cercada por el mar, un mar, una ultramar, una historia, de la que se repliegan la ciudad y el hombre.
‘Luces de la ciudad’ que son “sanguinolentas, cegadoras, mortales”. Quizá en este poema la máxima claridad y la cima lírica del libro. Un largo verso en prosa. “No es al universo de hogares y candiles satisfechos [a] donde quiero llevarte; tampoco al luminoso paraíso de acomodados e idiotas complacientes que juzgan dominar las procelas de su sangre.” Un Miguel Pastrana lírico, no al modo panfletario que hoy intenta, y sin embargo social; preocupado por la descomposición del hombre, su disolución, la negación de su sangre en la apuesta por un mundo de comodidades y certezas hueras.
‘Los muelles’ de chaperos y prostitutas, “Eça de Queirós, ya / mármol que no sueña”, “y entre muslos malpagados, / náufragos del orden / buscan lo perdido”. ‘Farol’, “luminaria prisionera, / radiación entrevista. / Las aguas encendidas / susurran historias, / mentiras”. ‘Manantial de sueños’, la salida, ‘Luchando con los recuerdos’.
En ‘Instituto’ (está pronta la bajada del telón), Miguel Pastrana se persona para contar su memoria. Como cierre, ‘La canción del raíl’, ¡oh, sorpresa! Y como epílogo, la vuelta de Ulises, digo de Nadie, de su periplo.
Pero, después de tanta chorrada, mejor que leáis vosotros mismos estos poemas y el libro al completo y os forméis vuestra opinión, de seguro que, aunque no compartáis la mía, lo disfrutaréis.
¡¡Quiero este libro!! Me ha enganchado el arículo, es un viaje fascinante que, desde luego como tú dices, hay que leer.
ResponderEliminarMuchas gracias por el post, estupendo como siempre.
No sé que tal distribución tendrá, lo mejor es ir a la sede de la asociación que lo edita.
ResponderEliminarEl día 6 de Febrero se presentará en el centro Paco Rabal. A falta de algo original, leeré para la presentación lo mismo que aquí Cenamor ha tenido a bien publicar. El bueno de Miguel Pastrana prefiere que se lea mi crítica a las de José Cereijo y Emilio Porta para esta ocasión. Jo, qué orgullo.
ResponderEliminarAllí se encontrarán ejemplares de Lisboa. Para completar la información, visitar el blog de poekas o Poesía Abierta, donde publicaré los datos el día 5 de Febrero a las 21:00.
Muy bien, así me gusta, aportando información. Mira a ver si me puedes pasar la dirección del blog de Poekas.
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