Todos los caminos son azules.
y provocan tu confusa idea.
Una amarga tela descorre otra presencia
y tu esquiva superficie se inclina con el paso de los años.
Me visto de azul para morir;
pero, ¿a quién habría de importarle?
Pasan los segundos, treinta, más de cien.
La embriaguez es total
cuando mi cabello salta encima de tu rostro,
o del mío.
Carlos Almonte en Flamenco es un sueño (Libros La calabaza del Diablo, Santiago de Chile, 2008).
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Me gusta mucho el azul.
ResponderEliminarBonita poesia.
Saludos.
Sill
Ay, el azul.
ResponderEliminarBellas fotografías en tu blog Sill, me quedo con la dirección.
Un saludo.