Cuando los veas
diles que aún sigo aquí,
que me sostengo sobre una pierna mientras la otra sueña,
que ésta es la única manera,
que las mentiras que les digo son distintas
de las mentiras que me digo a mí mismo,
que por estar aquí y por estar más allá
me estoy convirtiendo en horizonte,
que cuando el sol sale y se pone descubro mi lugar,
que el aliento es lo que me salva,
que incluso las forzadas sílabas de la decadencia son aliento,
que si el cuerpo es un ataúd también es un armario de aliento,
que el aliento es un espejo empañado de palabras,
que el aliento es todo lo que sobrevive al grito de socorro
mientras éste se adentra en el oído del desconocido
y permanece mucho después de que la palabra desaparezca,
que el aliento es de nuevo el principio, que toda resistencia
se desprende de él, como el sentido se desprende
de la vida, o la oscuridad de la luz,
que el aliento es lo que les doy cuando les envío mi amor.
Mark Strand en Aliento (Ayuntamiento de Lucena, Córdoba, 2004).
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Me parece un poema maravilloso. felicidades. Eso de estar convirtiéndose en horizonte es grandioso. Me gusta mucho.
ResponderEliminarAntonio Praena
Pues Antonio, te recomiendo a este poeta. Ese libro se puede conseguir, y aunque es un poco caro, merece la pena.
ResponderEliminar"Un armario de aliento" es una preciosa descripción del cuerpo.
ResponderEliminarSí, es una metáfora brillante.
Eliminarque bonito....
ResponderEliminarBello, bello, desde luego.
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