Un día lunes, cerca
del mar, sonó la palabra. Era
verano entre las cañas
pacíficas del trigo y nunca
la sucesoria hoguera
de las furias se propagó
con tanta iniquidad.
Vinieron
cargas de odio
en camiones, gritos
y sogas en caminos. Ebrios
de mosto y esperma, bajaron
hasta el mar
adolescentes brunos,
ciegos y reclutados
con los aperos de la tiranía,
niñas de sangres iniciales
con flechas en el seno,
espantas y pancartas
al frente de los himnos.
Entre el despliegue tortuoso, ¿quién
me llevó de la mano
a la frontera fraticida, dónde
me desertaron de ser niño?
Oh qué terribles y primeras
letras hostiles
de la patria. Párvula madre
mía, ¿qué hiciste
de nosotros, los que apenas
pudimos aprender
la tabla de sumar de la esperanza?
José Manuel Caballero Bonald, antologado en Poemas contra la guerra (Ediciones Vitruvio, Madrid, 2003).
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