desnudo
quedo
roto
coleteando como pez de milagro
vacío como un mito
sin dogmas
ante la prohibición de arrodillarme
y clamar aliento
o madera
o puntas para clavarme las manos
todas las muertes
que nos hemos comido
como hombres malheridos
en la guerra
harto de pintarme cruces
tirado
con todos los pecados
y las botas puestas
me reconocen entonces los forenses
los cardenales morados
la política lo social
un mendigo que me vio romper dioses
con un hacha
tú que volviste al mundo
sin mirar atrás
con el rastro con el amor
con todo lo que queda
arrepiéntete al menos
de haberme dado cuerdas
Matías Clemente en la revista Silencios, número 5, primavera de 2004.
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