Y aunque haya en ella elementos casi mágicos, creencia en demonios, curaciones milagrosas, apariciones, ritos incluso relacionados con la brujería, forman parte de como en su época, en su mentalidad, vivían la realidad. Debemos tener en cuenta que estamos hablando de una sociedad marcada por un sentimiento religioso de la vida. Todo lo rige la religión, para bien o para mal.
Lo religioso tenía pues una influencia determinante, incluso en el organigrama social, la pirámide inamovible Papa, Rey, nobleza, señores, soldados y la plebe formada por campesinos, bajo clero, artesanos, comerciantes, mendigos… En esa sociedad, hace casi mil años, aparecen los primeros textos conocidos en lo que sería un idioma aproximado al castellano, una modalidad del latín que incluso se simplifica aún más en el lenguaje popular. Son años de convivencia también entre árabes, judíos y cristianos, convivencia no siempre bien avenida. Muchos textos sacados de la tradición religiosa diversa comienzan a aparecer en aquel castellano original.
Uno de los tipos de literatura, vamos a decirlo así, es la canción popular, normalmente de tradición oral. Responde a motivos rituales ancestrales como la caza, la fecundidad o la muerte que van adaptándose poco a poco al culto cristiano, judío o musulmán. Más tarde aparecen las jarchas, primero en galaico portugués. Son composiciones líricas, muchas transcritas de las tradiciones judía y árabe. Más tarde aparecen ya con fuerza los libros que cantan gestas de caballeros o santos, muchos influenciados por la tradición europea.
Si me tengo que quedar con un escrito medieval, me quedo, sin dudarlo, con la Dança general de la muerte, un poema cargado de ironía y crítica social, en el que se valora el triunfo de la muerte sobre todo el entramado jerárquico social de la época. No es muy largo y merece la pena leerlo para entender la conciencia de nuestros antepasados medievales.
Y si tengo que recomendaros un libro sobre esa época literaria, también os recomiendo, sin dudarlo, el primer tomo de la Historia de la literatura española, de la Editorial Ariel, escrito por A. D. Deyermond, y titulado, cómo no, La Edad Media. Y para animaros a la lectura, ahí va una suculenta lista de recomendaciones. Creedme, para entretenerse, Conan, las brujas, los duendes y las hadas están muy bien; para entender la literatura y la vida de la Edad Media, no. Recopilaciones: El cancionero español de tipo tradicional, José María Alín; Poesía arábigo andaluza, Emilio García Gómez; Las jarchas romances de la serie árabe en su marco; Cancionero de Baena y Cancionero general.
Obras: Milagros de Nuestra Señora, Gonzalo de Berceo; El Libro de Aleixandre; El libro de Apolonio; Vida de Santa María Egipciaca; Cantigas, Alfonso X; Libro de buen amor, Juan Ruiz, Arcipreste de Hita; Poema de Alfonso XI; El Caballero Zifar; Gran conquista de ultramar; Amadís; La Celestina; Dança general de la muerte; Auto de los Reyes Magos.
Autores: Santob de Carrión, Pedro López de Ayala, Marqués de Santillana, Juan de Mena, Jorge Manrique, Íñigo de Mendoza.
Francisco Cenamor
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