viernes, 29 de junio de 2007

Zena unplaged, por Santiago de la Iglesia Guardia

Bueno, cuando me encargaron hacer una presentación en el acto de presentación del último libro de Francisco Cenamor (Zena para los amigos), en primer lugar me alegré mucho, porque quienes pensaron en mí me reconocían de esta manera como una persona que le conoce bien. Y como amigos que somos desde hace muchos años, es lógico pensar que hemos vivido muchas cosas juntos.
Pero por otra parte es una responsabilidad, porque a un acto como este va a venir mucha gente que le conoce menos, gente que le conoce como actor y en especial gente que solo le conoce como poeta, y es pensando en ellos que me preocupa dar una idea equivocada de la persona que conocen.
Por otro lado, también me preocupa que es lo que podrá pensar el propio Zena, cuando escuche mis palabras hablando de él en público… Interesante oportunidad, pensé.
Pero, ¡que diablos!, de lo que se trata es de pasar un rato agradable con un camarada, un amigo, que nos ofrece su trabajo y que sin duda se fía de un servidor, aunque seguro que piensa… “¡haber que ostias cuenta el Santi ahora!” Colega, convocarnos a estos saraos conlleva cierto riesgo.
En fin, Francisco Cenamor… “el eterno adolescente”. Empiezo a pensar que ha hecho un pacto con el diablo. Qué decir de una persona tan difícil de describir, y ¿qué podría interesar a quienes no le conozcan tan de cerca y desde hace tanto tiempo como lo conozco yo? Si algo podría contar de él es su trayectoria vital, vista desde hace casi dos décadas, casi .
Tal vez sería bueno encontrar algún calificativo que le describa lo mejor posible, pero lo cierto es que se me ocurren un montón, y con todo el cariño ahí van unos cuantos: travestido, pacifista, punki, drag queen, okupa, actor, autodidacta, parroquiano, contertulio radiofónico, nudista, ecologista, solidario, coqueto, glotón, romántico, urbanita, ñoño, enamoradizo, miedoso y charlatán, un poco pedante a veces…, pero buen chico.
Uf! Zena con una descripción así, más de uno se replanteará confiarle sus hijos a un monitor de parroquia…; y las parroquias, ¿en qué piensan cuando se dejan representar por sujetos como este?
Desde luego, en todo ese tiempo si algo a hecho Francisco Cenamor es cambiar y reinventarse a si mismo una y otra vez, sin descanso, infatigablemente, siempre huyendo de ataduras y convencionalismos, más halla de lo consciente. Y yo diría que esta es la cualidad que mejor puede describirle. Y aquí reside su grandeza y su miseria, sus contradicciones y su creatividad innata.
Dicen que nunca conoces bien a una persona hasta que no te “comes un saco de sal a medias”, yo no sabría decir cuanto nos falta para completarlo, pero vamos por buen camino, hemos vivido muchas cosas juntos.
Nos hemos confesados cosas. Hemos sido conciencia mutuamente el uno para el otro, nos hemos emborrachado juntos, pero a él siempre a sido difícil verle perder el control totalmente. Yo si puedo decir que lo he visto, pero tranquilo…
Hemos compartido así noches más o menos inconfesables, acabando alguna vez incluso en las urgencias del Doce de Octubre… En fin, atesorando experiencias que algún día le servirían para empezar a escribir, supongo.
Recuerdo cuando le conocí, sería ha finales de 1988, en el instituto, cuando yo empezaba en Formación Profesional. Para mí era un mundo nuevo lleno de descubrimientos, con nuevos compañeros que en ese momento conocí, con los que empecé a conocer el mundo asociativo. Uno de ellos Emilio, (el Txepa) un día me dijo que estaban montando una asociación un puñado de colegas de Zarza (barrio de Leganés, Zarzaquemada). Un nuevo colectivo para luchar contra el servicio militar obligatorio, el Mili-KK de Leganés y que iban a traer a unos ponentes para hablar de ello en el Instituto, yo estaba en la asociación de alumnos recientemente creada y facilitamos el encuentro.
Vino Mikel el que fuera posteriormente uno de los primeros insumisos en España y el Zena claro, que iba vestido con pantalones de cuadros escoceses, ajustados, con cremalleras, con tirantes y con el pelo corto pero con cresta y de color rubio pollito, que era como nos gustaba definir ese tono… Luego cambiaria de color varias veces por supuesto. Recuerdo a mi padre que me decía… “a donde irás con el Seena ese de los pelos raros…”.
Bueno, claro, me convencieron y me “alisté”, y desde ese momento organizamos el colectivo con más altibajos, más ácrata, macarra e irreverente, que jamás haya conocido este pueblo (Leganés). Y que conste que era legalmente constituido. Hoy día tengo mis dudas de que se pudiera ver fácilmente algo así con el poder de convocatoria que llegamos a tener…, y que no estuviera ilegalizado, claro. Uf!... y cuidado, todo lo que hacíamos nos lo tomábamos muy en serio. Pero que quede claro que Zena, en el fondo, era muy distinto a todos los demás que conformábamos el grupo…
Luego llegarían las visitas a los compañeros en las cárceles, los juicios y tantas cosas… En fin podría contar muchas anécdotas de los casi 10 años que duró aquello pero eso lo dejaré para otro momento.
Deciros que Zena cuado estábamos en uno de los peores momentos del colectivo, decidió irse y empezar uno de sus cambios vitales, “…para empezar ha escribir en serio”. Eso sería por el 94 ó 95. Luego, posteriormente conseguimos relanzar el grupo sin él, viviendo momentos de auge en los que el también colaboró pero mas desde fuera.
En aquel momento no entendí bien su decisión y tengo que reconocer que me costó aceptarlo. Creo que lo quería solo para mí, para nosotros. Pero creo que en ese momento él necesitaba tiempo para si mismo y empezar a dar a luz nuevas facetas de su personalidad y creatividad. Comprendí que hizo lo correcto y a la vista está que luego ha hecho muchas cosas, y siempre con buenos resultados diría yo.
Como la vez que dijo que iba a dedicar su tiempo a una parroquia. Yo no salía de mi asombro..., pero no es eso lo mejor, el tío decía que a él siempre le había interesado mucho todo ese mundo y no se que del Evangelio y todas esas cosas… En fin…, siempre cambiando, transformándose…
Yo he seguido compartiendo muchas cosas con él, colectivos, movilizaciones, y siempre con puntos de vista comunes pero desde personalidades muy distintas. Y esto no ha hecho otra cosa más que enriquecernos…, y en nuestro caminar hemos podido conocerle cada vez más gente, con sus grandezas y sus miserias, sus contradicciones y sus inquietudes… Merece la pena compartir experiencias con alguien así y poco a poco ir gastando juntos ese “saco de sal” que tenemos a medias, y aunque haya épocas en las que ya no nos vemos tanto ambos sabemos que el otro sigue ahí…
Salud.




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