en las visitas de Dios,
creo en su cercanía
siempre secreta.
Nunca existe un sonido
que quiere la corriente ardorosa.
Creo en su controvertido alejamiento,
en su movimiento de círculo definitivo.
El hombre no interroga su lugar en el tiempo
sólo asciende o desciende
desde la sombra
a la sombra magnífica.
Ése es el diálogo iniciado en el fuego
mas ahora pregunto
qué sector de su libertad
es un incendio
y cuál un vuelo suave.
Yo creo
en la letanía absoluta
que brota del silencio
y construye la voz.
Creo en las asistencias del símbolo,
en la perpetuidad de los perfiles.
Cuerpo débil en férreo pensamiento.
Somos dos
y soy una.
Lucía Carmona en Y Dios entre los páramos (1987), incluido en Poetas argentinas (1940-1960) (Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2006, ed. de Irene Gruss).
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