el eco de tu voz;
por encontrarlo voy cantando
por el camino una canción,
una canción olvidada
como una fruta encontrada
en el fondo de un arcón.
¡Ay! Qué alegre campesino
me prestaría hoy su arado,
quiero surcar bien la tierra
donde tu voz se ha enterrado
y que broten tus palabras
como flores por un prado.
¡Calla! ¿qué es eso? La brisa
que se peina, con los pinos
remeda tu voz, más tierna
que un alegre corderillo.
María Luisa Muñoz de Vargas en Bosque sin salida (1934), incluido en Mujeres del 27. Antología poética (Editorial Planeta, Barcelona, 2022, ed. de José Luis Ferris).

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tomo la palabra: