lunes, 4 de agosto de 2025

Poema del día: "Diario de un desconocido", de Abd al-Wahhab al-Bayati (Iraq, 1926-1999)


8 de abril

Soy un obrero del Sur y me llamo Said.
Mis padres murieron cuando iban de camino
a la tumba de Husayn. Entonces yo tenía
dos años solamente. ¡Qué cruel es la vida!
¡Qué terrible es la noche, larguísima, y la muerte
en las tristes aldeas del Iraq!
Lo mismo que una estrella desmayada,
mi abuelo vivía aún.

13 de mayo

¿Sabes quizá lo que es andar desnudo,
mendigando, por este mundo enorme?
¿Has gustado tal vez, igual que yo,
el sabor del errar y la orfandad?
¿Supones lo que es ir, como un ladrón,
acosado por sombras y terrores,
a través de las tumbas de estas tristes aldeas?

16 de junio

Me avergüenza, delante de los otros,
verme así mendigando, desnudo y miserable,
por este mundo enorme. Y enterrar mis recuerdos.
Pues nosotros, Señor, somos gentes sencillas,
y el pudor nos impide quedarnos a la puerta
de tu magno palacio, muertos de hambre.

13 de julio

Mi abuelo se murió. Como el cuervo, en otoño.
Como el grillo y la rata, en el otoño,
y le enterré a la sombra de la palma, bendiciendo su vida.
Pues nosotros, Señor, los proletarios,
olvidamos —lo mismo que tú olvidas—
que se es una lombriz en este mundo enorme.

15 de agosto

Abandoné mi pueblo y a mi madre la tierra.
Cuando los cañonazos de la última guerra
seguían ladrando allá, Señor, sobre la escarcha,
yo tenía veinte años, soñaba con abril.
Cuando los cañonazos de la última guerra
—¡veinte años, Señor!—
ladraban sin cesar sobre la escarcha.

29 de septiembre

Sigo siendo tu humilde servidor. Mas los libros,
y la extraña locura que suscitan en gentes como yo;
el despertar gigante de mi cuerpo cansado;
el sentir obsesivo de que soy
una mosca de sangre en tus manos de araña,
y nuestra edad dorada, edad de proletarios,
de fábricas y campos, no deja de tentarme
con matarte, ¡ay, impúdico mono!

30 de octubre

Pero, Señor, los simples como yo no se rebelan.
Ignoran que poseen el derecho a vivir
y a disponer de sí como les venga en gana.
Ignoran asimismo que por el otro lado de nuestro pobre astro
la sangre está vertiéndose a torrentes,
para que llegue el hombre del mañana feliz.
Por nosotros, Señor, y por el otro lado de este pobre astro
la sangre está vertiéndose a torrentes.

19 de noviembre

La noche de Bagdad, la sangre y las tinieblas
siguen aún acosándome, y continúo, sediento,
cruzando cementerios de lejanas aldeas.
Pero el hombre esperado de ese mañana próximo y feliz
—Señor, el hombre ese de nuestro mundo nuevo—
va naciendo por fábricas y campos.

Abd al-Wahhab al-Bayati, incluido en Poetas árabes realistas (Ediciones Rialp, Madrid, 1970, ed. y trad. de Pedro Martínez Montávez).

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