1
Muy pronto has abandonado...
Dejaste que el silencio me enseñase
la sabiduría del llanto.
YO
1
Una vez
el silencio se durmió en mi cama
por la mañana...
sentí que bailaba una niña en lo hondo de mí.
2
Fuera del silencio
no hay sentido.
En el interior del silencio
no hay pregunta.
3
¡Qué tristeza, oh silencio de la ciudad!
¿Dónde se esconde pues
la mañana del abrazo?
4
Guardo el silencio
como me guarda el viento.
5
El asombro del silencio es más elevado,
la verdad del silencio
e
t
e
r
n
a
6
Estoy quemada por el silencio
como mi quemadura por la verdad.
7
El viento del silencio
penetra mi cuerpo
heme aquí celebrando
una soledad distinta...
8
A veces...
el silencio se posa en mi corazón
como una gaviota errante.
9
Nadie limpia las calles
del silencio de las farolas.
Nadie deja paso al oleaje.
10
Silenciosa, por ella los seres del viento se mojan
silenciosa, cambia de dirección
esa
nube
triste.
TÚ (ÉL)
1
La ira ha cerrado
las puertas del silencio.
¿Es este el motivo
por el que has decidido gritar?
2
Ni un solo silencio asoma por tus ojos
ni un solo silencio libera la mañana
de tu obstinación.
3
¿Permaneces acaso en la península del silencio?
Ah...
hasta qué punto te necesita la palabra.
4
Tu memoria no soporta ya mi silencio
porque traiciona
su insolencia...
5
Silencioso te levantas en el balcón de mi desesperación
desabrochas los botones de tu camisa
para estrechar mi cansancio.
6
Gracias,
he recibido tu silencio
envuelto en los brazos de los reproches.
7
Oh,
qué duro eres...
incluso por tu silencio a mi mal te pareces....
8
Me pides auxilio
como si fuera
tu silencio deseado.
9
Te digo con el silencio
te digo con la palabra
pues eres todos los estados de la ebriedad.
10
No hago diferencia
entre el silencio del lago y el tuyo
a veces te vuelves noble hasta el final.
Widad Benmusa, incluido en Diván de poetisas árabes contemporáneas (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, Madrid, 2016, ed. y trad. de Jaafar Al Aluni).
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