Sobre la larga mesa, derramados, dejan los vinos
su más bello recuerdo. La luz es color púrpura esta tarde
y la vida un milagro
que festejan las sombras. Ante un fondo de bosques los guerreros descansan.
La luz es color púrpura, y la vida es la tarde reflejada en el féretro.
La abundante cosecha que el esclavo levanta
da alegría a los rostros que, sin ningún remordimiento, deléitanse escuchando
su historia disfrazada. Se ameniza la orgía con la música
de cualquier gesto, de cualquier suspiro
que provoca el placer.
Teñidos por el tiempo
de un verde mineral, llaman los cuernos a la caza
de una especie nacida para su sacrificio. Tras los cristales de palacio
puede ser observada la miseria hacinándose, oírse las lamentaciones de tan
vasto
sepelio en su justo dolor. Mas las primeras sombras de la noche
tornan la muerte en rica decoración; en oscuro ornamento de luces apagadas.
Joyas de lejanos reinos, campos
de finísima escarcha, lomas de nieve
donde brilla el silencio como un astro. En la penumbra de la pared, cuyas
enredaderas
hizo de plata el tiempo, duermen los invitados
sobre pequeños ataúdes de oro, y sus gastadas voces
yacen ya sobre el frío recinto de la Historia.
Trae una ligera brisa
de los mares la noche. Cuantos fueron dispuestos
en posición inverosímil, humillados esperan recobrar su memoria,
hacer suyo el placer que intuimos ahora y que, por fin, reposa
sorprendido en la piedra.
Diego Jesús Jiménez en Bajorrelieve (1990) (Ediciones Cátedra, Madrid, 2001).
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muchisimas gracias por compartir y hacernos deleitar con tan magno relato, un besin de esta asturiana.
ResponderEliminarBueno, procuro siempre seleccionar cositas de calidad para que vayáis conociendo y luego vayáis quedándoos con vuestro poemas favoritos y compréis sus libros, jajajaja. Besos.
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