martes, 25 de enero de 2011

Poema del día: "El impulso", de Robert Frost (Estados Unidos, 1874-1963)

Aquello era muy solo y muy salvaje para ella. Y como no eran más que los dos, y sin niños, y el trabajo de la casa era tan poco, ella estaba siempre desocupada, y se iba adonde él labraba el campo o derribaba un árbol.
   Y se sentaba en un tronco, y jugaba con las frescas astillas que saltaban, cantando bajito, sólo para ella.
   Una vez que ella quiso cortar una rama de un álamo negro, se fue tan lejos, que apenas oyó que él la llamaba. Y no contestó -¡silencio!- ni volvió ya. -Se estuvo quieta, y luego salió corriendo, y se escondió por los helechos-.
   Él no la encontró jamás, aunque buscó por todas partes y preguntó en casa de la madre de ella. Así, tan de pronto, tan rápida y brevemente como se cuenta, sus lazos se desataron; y él supo de otros finales que la tumba.

Robert Frost en La mujer en el monte, versión de Juan Ramón Jiménez, incluido en Música de otros. Traducciones y paráfrasis (Editorial Galaxia Gutenberg-Círculo de lectores, Barcelona, 2006).

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2 comentarios:

  1. Contaré estas historia a mis nietos

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  2. Desde luego no sé si es poesía o microrrelato, pero he encontrado una serie de escritores estadounidenses en esta línea y de diferentes momentos del siglo xx que me han conmovido: Wallace Steven, Robert Lowell, el mismo Frost, Charles Simic, Mark Strand..., incluso Bukowski escribió alguno en esa línea, digamos, costumbrista.

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