Yo no sufro este dolor como César Vallejo. Yo no me duelo ahora como artista, como hombre ni como simple ser vivo siquiera. Yo no sufro este dolor como católico, como mahometano ni como ateo. Hoy sufro solamente. Si no me llamase César Vallejo, también sufriría este mismo dolor. Si no fuese artista, también lo sufriría. Si no fuese hombre ni ser vivo siquiera, también lo sufriría. Si no fuese católico, ateo ni mahometano, también lo sufriría. Hoy sufro desde más abajo. Hoy sufro solamente.
Me duelo ahora sin explicaciones. Mi dolor es tan hondo, que no tuvo ya causa ni carece de causa. ¿Qué sería su causa? ¿Dónde está aquello tan importante, que dejase de ser causa? Nada es su causa; nada ha podido dejar de ser su causa. ¿A qué ha nacido este dolor, por sí mismo? Mi dolor es del viento del norte y del viento del sur, como esos huevos neutros que algunas aves raras ponen del viento. Si hubiera muerto mi novia, mi dolor sería igual. Si la vida fuese, en fin, de otro modo, mi dolor sería igual. Hoy sufro desde más arriba. Hoy sufro solamente.
Miro el dolor del hambriento y veo que su hambre anda tan lejos de mi sufrimiento, que de quedarme ayuno hasta morir, saldría siempre de mi tumba una brizna de yerba al menos. Lo mismo el enamorado. ¡Qué sangre la suya más engendrada, para la mía sin fuente ni consumo!
Yo creía hasta ahora que todas las cosas del universo eran, inevitablemente, padres o hijos. Pero he aquí que mi dolor de hoy no es padre ni es hijo. Le falta espalda para anochecer, tanto como le sobra pecho para amanecer y si lo pusiesen en la estancia oscura, no daría luz y si lo pusiesen en una estancia luminosa, no echaría sombra. Hoy sufro suceda lo que suceda. Hoy sufro solamente.
César Vallejo en Poemas en prosa (1923-1929), incluido en Obra poética completa (Alianza Editorial, Madrid, 1994).
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bello poema...sufridamente hermoso!
ResponderEliminarEs un poema completamente zen: el dolor profundo del ser humano despojado de toda ideología, religión, cultura o conocimiento adquirido.
ResponderEliminarSi algo nos identifica, nos hace ser iguales a todos, es el dolor.
ResponderEliminarEn el sufrimiento somos iguales y en la esperanza y de ahí que Vallejo lo mezcle.
Decir que no hay dolor más grande que aquel que no existe, no es un exabrupto, es la muerte, la nada. El dolor se siente, se vive al menos; y es tan demócrático, global, generalizado y eterno que sus lágrimas son pan para todos. ¡Ah, si fuéramos tan solidarios con la abundancia propia como lo somos para el dolor!
ResponderEliminarVallejo, imagino, se refiere aquí a un dolor que es misterio, no es el dolor personal, concreto, social. Creo que es el dolor que el ser humano sufre a consecuencia de la razón, del intelecto: la conciencia de su propia muerte.
ResponderEliminarPor eso especifica y habla de que los otros dolores no son se dolor. La esperanza está en que los otros dolores podemos, no, debemos, combatirlos.
los pequenos sufirimientos diarios nos inmunizan de sufrimientos mas grandes en el futuro cercano o lejano......me facino el post,
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado. Te recomiendo vivamente la lectura de César Vallejo.
ResponderEliminarel dolor es inevitable. El sufrimiento se elige. El dolor de existencia no puede llevarnos al sufrimiento de existir, porque nos paralizaría y bloquearía. No, el dolor nos hace lúcidos en la existencia y genera solidaridad. El sufrimiento, en cambio, embrutece, oscurece, destruye y deshumaniza.
ResponderEliminarCreo que César Vallejo -tu querido Vallejo, Zena- distingue entre dolor y sufrimiento, aunque no lo cite en el poema.
Sí, hay un empeño en Vallejo en distinguir el dolor de todo lo demás.
ResponderEliminarEs un dolor panteísta.
ResponderEliminarSi, claro, vocación universal de Vallejo.
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