Miré en las cruces de cada iglesia,
pero Él no estaba allí.
Peregriné a los templos de la India
y a los santuarios de China,
pero Él no estaba allí.
Busqué en los montes de Herat y Candalar,
pero Él no estaba allí.
Escalé la lejana cumbre del Qaf
y sólo hallé el nido del Fénix vacío.
Visité la Kaaba,
pero Él no estaba en ese turístico lugar
entre jóvenes y viejos peregrinos.
Leí los libros de Avicena,
pero Su sabiduría eludió toda palabra.
Llegué a lo más alto del trono
a dos codos de distancia,
pero Él no estaba allí.
Entonces miré en mi propio corazón
y allí Le encontré:
No estaba en ningún otro lugar.
Yalal ad-Din Muhammad Rumi, incluido en En brazos del amado. Antología de poemas místicos (EDAF, Madrid, 2006).
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Me recuerda a "Manoa", de Eugenio Montejo... Muy bueno, recomiendo que lo lean.
ResponderEliminarSaludos (:
Rumi ha acompañado siempre a tantos poetas..., por su claridad y belleza. Eugenio Montejo..., Creo que no lo conozco, voy a ver.
ResponderEliminarUn saludo.