llevo en el corazón lirios de nuevas fuerzas.
La tarde encendió en mi camino
la vela azul de una estrella.
¿Eso es luz o acaso tinieblas?
¿Es el viento quien canta o un gallo?
Tal vez eso no sea nieve,
sino cisnes posados en el prado.
¡Eres bella, lisura blanca!
El frío me calienta la sangre.
Quisiera apretar contra el cuerpo
los pechos desnudos de las hayas.
¡Embrollo silvestre, arboleda!
¡Goce de mieses nevadas!
Siento ganas de atraer hacia mí
las caderas leñosas de una mata.
Serguei Yesenin en El último poeta del campo (Visor Libros, Madrid, 1974, trad. de José Fernández Sánchez).
Otros poemas de Seguei Yesenin
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
La primera nieve me ha pisado a mí en estos días en que la pisé por vez primera. Qué bello saberlo.
ResponderEliminarY dónde estabas para pisarla por primera vez.
ResponderEliminar