Tres almohadas, extremo contra extremo, enrolladas en una manta
de sofá cama -elásticas, redondas, sin problemas. Por un segundo,
por alguna alucinación de mi mano
imaginé que te estaba desenvolviendo a ti...
Dos monjas inamovibles, sin hábito, demasiado gordas para abandonar
el dormitorio, han estado viviendo de té durante diez días,
cubitos de sopa y galletas traídas desde Boston.
Te enroscas en tu camastro de metal como un hijo,
yo me tumbo apoyado en un codo molesto por el suelo-
monjas haciendo las maletas, monjas haciendo resonar la escalera circular de hierro,
monjas en pijama festoneando sus batas.
Monjas preparando caldo, o té o galletas, monjas
fermentando y ocultando su desaprobación...
el alma gime y se ríe ante su falta de estatura.
Robert Lowell en México, incluido en Antología (Visor Libros, Madrid, 1982, versión de Antonio Resines).
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Ríe ante su falta de estatura,
ResponderEliminarnadie lo dice sino la escritura,
y las monjas preparan caldo o té,
o galletas o que sé yo qué...
Lowel no alucinaba,miraba o soñaba!
besos
Está bien que hagas este tipo de jercicios, pero..., fíjate en cómo escribía Lowell.
ResponderEliminarCoño, publiqué en mi blog un poema con el mismo tema, o eso creo, se llamaba "Asco", pero claro, yo no lo expresaba tan bien.
ResponderEliminarSin desmerecer tus poemas, es difícil expresarse tan bien como Robert Lowell. Todo se andará, ¿no?
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