bajo la lluvia, prisionero del éxtasis
de ver correr el agua por la alcantarilla
arrastrando papeles, metales, cáscaras
materia atormentada y digerida,
astillas de todo el mundo.
Llueve en general en este instante:
los hombres y las mujeres se despojan de todo para arrojarlo al agua
y siembran el torrente de cosas grises e inexplicables.
Por esta alcantarilla se va al río y después al océano.
Los residuos humanos alimentan de crímenes el agua universal.
Joaquín O. Giannuzzi en Señales de una causa personal (1977), incluido en Antología poética (Visor Libros, Madrid, 2006).
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La lluvia siepre purifica, y arrastra nuestros pecados...con un toque ecologista antes de tiempo.
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