Dulces rosas de olor, que entre la hiedra verde
dais a la noche azul vuestra mustia elegancia;
cual la vuestra, la esencia de mi vida se pierde
en una noche triste de brisa y de fragancia...
Si la estrella no fuera de una plata tan dura,
si no fuera la tumba de una nieve tan fuerte,
y vuestro olor ¡oh, rosas! floreciera en la altura
y tu olor ¡oh, alma mía! diera vida a mi muerte.
Juan Ramón Jiménez en Elegías (1908-1910) (Visor Libros, Madrid, 2007).
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