que hay que educar la Musa desde pequeña en una
fobia sincera contra las cosas de la Luna,
satélite cornudo, desprestigiado y feo.
Edúcala en los parques, respirando aire libre,
mojándose en los ríos y secándose al sol;
que sude, que boxee, que se exalte, que vibre,
que apueste en las carreras y que juegue hand ball.
Tú dirás que el consejo es pura "pose", ¿no es eso?
Pues no, señor hermano. Lo que ocurre es que aspiro
a eliminar el tipo de la mujer-suspiro,
que está dentro del mundo como un pájaro preso.
Por lo pronto mi musa ya está hecha a mi modo.
Fuma. Baila. Se ríe. Sabe algo de derecho,
es múltiple en la triste comunidad del lecho
y dulce cuando grito, blasfemo o me incomodo.
Por otra parte, cierro mi jardín de tal suerte
que no hay allí manera de extasiarse en la Luna.
(Por la noche, el teatro, el cabaret, o alguna
recepción...) Y así vivo considerado y fuerte.
Nicolás Guillén en Poemas de transición (1927-1931), incluido en Sóngoro cosongo y otros poemas (Alianza Editorial, Madrid, 2002).
Otros poemas de Nicolás Guillén
Pincha para ver la lista de poemas incluidos en el blog
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
Me EN-CAN-TA. Qué visionario de lo que pretende ser hoy la poesía. El merengue de hoy día ya es sólo merengue (cada cosa por su nombre). La luna es un astro. El amor es otra cosa hecha de gestos, tropiezos. Incluso en lo feo (lo rematadamente feo) está ese amor.
ResponderEliminarGracias por este poema.
:)
Sí, bueno, aunque creo que hay una gran diferencia entre la poesía de "poetas" y la poesía de personas aficionadas a la poesía. Entre la gente que domina la poesía y lo poético hay menos pasteleo. Otros problemas tienen, jajajaja, pero pasteleros no son.
ResponderEliminarMe encanta! SÍ, se puede decir más alto pero no más clarito...jejeje, sólo le ha faltado un dardo en el centro del OH, OH, OH
ResponderEliminarTe sigo por aquí y por allí.
Abrazos
Muy bien Sara, recuerda que el 14 de mayo estaré en Sevilla presentando mi nuevo libro.
ResponderEliminar