Fue junto a la tapia:
Los niños desnudos juegan con un perro
que murió de rabia.
Moscas como brasas.
El sol, trajinante,
sacude las barbas.
Fue junto a la tapia:
Un amor moreno, impaciente, cobra
sus besos de escarcha.
Se tuesta las nalgas
un aire muchacho
sin techo ni casa.
Fue junto a la tapia:
Dos hombres peludos se buscan el pecho
a filo de faca.
Una nube malva
corre a encomendarles
a San Luis Gonzaga.
Fue junto a la tapia:
Se rindió de un tiro, dejando en la tierra
un charquillo de agua.
Le pesaba el alma
y le abrió el camino
de la madrugada.
Fue junto a la tapia:
Catorce asesinos con el alma en vilo
afilan las armas.
Ya es todo una mancha.
Y la Benemérita
al trote cabalga.
Detrás de la tapia:
Mármoles y sauces juegan a embestirse
sin cuernos ni rabia.
Se aproxima el guarda
y enciende candela
en la cruz morada.
Detrás de la tapia:
La bruja preserva de un charco de sangre
su pierna reumática.
Son las doce dadas.
Las nubes se obstinan
en cargarse de agua.
Detrás de la tapia:
El conejo pardo -morro, orejas, rabo-,
se lava la cara.
Huele a flores blancas.
El silencio enreda
su cuerno en las zarzas.
Detrás de la tapia:
Ensaya su crespo picotazo el gallo
previniendo el alba.
La Bruja, aburrida,
se salta la tapia.
Victoriano Crémer en Caminos de mi sangre, incluido en Poesía (1944-1972) (CSIC, Madrid, 1984).
Otros poemas de Victoriano Crémer y artículos sobre su obra
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tomo la palabra: