de cementerio huele a sangre amada.
Ciudad de invierno... La mordaz cruzada
de una carreta que arrastrar parece
una emoción de ayuno encadenada!
Se quisiera tocar todas las puertas,
y preguntar por no sé quién; y luego
ver a los pobres, y, llorando quedos,
dar pedacitos de pan fresco a todos.
Y saquear a los ricos sus viñedos
con las dos manos santas
que a un golpe de luz
volaron desclavadas de la Cruz!
Pestaña matinal, no os levantéis!
¡El pan nuestro de cada día dánoslo,
Señor...!
Todos mis huesos son ajenos;
yo tal vez los robé!
Yo vine a darme lo que acaso estuvo
asignado para otro;
y pienso que, si no hubiera nacido,
otro pobre tomara este café!
Yo soy un mal ladrón... Adónde iré!
Y en esta hora fría, en que la tierra
trasciende a polvo humano y es tan triste.
quisiera yo tocar todas las puertas,
y suplicar a no sé quién, perdón,
y hacerle pedacitos de pan fresco
aquí, en el horno de mi corazón...!
César Vallejo en Los heraldos negros (1918), incluido en Obra poética completa (Alianza Editorial, Madrid, 1994).
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seria de gran ayuda si pusieras en analisis de la obra, en especial las figuras literarias que estan en el poema o fragmento.
ResponderEliminarYa imagino que sería de ayuda. Pero sería una ardua labor hacer lo mismo con todos los poemas que subimos. Aunque lo tendremos en cuenta. Un abrazo.
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