Una tarde de agosto
deja caer su calma sobre el patio.
Nada rompe el silencio.
El blanco cal hace brotar la luz
de entre los gruesos muros;
los enseres descansan,
la quietud permanece,
y un hondo Miserere
va asomando su voz
a través de los tiestos
de alábega y jacintos.
Dionisia García en Antífona, antologado en En voz alta. Las poetas de las generaciones de los 50 y los 70 (Ediciones Hiperión, Madrid, 2007, ed. Sharon Keefe Ugalde).
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