Cuántas veces, huyendo de la muerte,
escuchabas sus pasos en tu sueño,
y al despertarte, llenabas con palabras
el vacío errabundo de sus ecos.
Cuántas veces, creyendo que soñabas,
te aprisionó la muerte en su desvelo,
apagando en su sombra tus palabras
y la voz de tu sangre en su silencio.
José Bergamín en Sonetos, Rimas, Del otoño y los mirlos, antologado en Antología poética (Clásicos Castalia, madrid, 1997, ed. Diego Martínez Torrón).
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No hay que asustarse cuando la muerte viene a visitarte, ni huir de ella tiene sentido, ¿por qué tanto miedo a la muerte, si es otro acto de lo más cotidiano y normal en la vida? Solo hay que darle la mano y dejarse llevar. No hay que darle tanta importancia a la muerte porque no la tiene, solo por los que velan las muertes de otros, tiene mucha más importancia la vida.
ResponderEliminarLa muerte siempre acaba igual, tiene el mismo final. La vida, no sabemos lo que nos depara.
Un beso a los vivos.
Cristina D.
Pues sí, por mucho que lo pensemos y demos vueltas nunca podremos evitarla. Y sin ese proceso biológico, la vida no existiría.
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