he disparado mi fusil,
y en vez de pájaros
cayó abatida la mañana.
apunté hacia tu pecho,
y el sol se desplomó,
ensangrentado.
descargué la munición
contra la caterva,
y en su lugar sucumbieron los ángeles.
señores, encañoné
mi propia cabeza,
y fue a otro a quien lloraron.
Pablo Acevedo en el libro Cazamariposas, tomado de Los jueves poéticos II (Hiperión, Madrid, 2007).
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Hay que apuntar correctamente. No se trata de dar el mejor disparo, sino el más acertado.
ResponderEliminarBesos.
Muy bien elegido el poema del día. Por cierto, estoy con Ángeles sin cielo. Estaba con los libros de poesía que aún no habían llegado a mí. Me alegro de haberlo encontrado.
ResponderEliminarPor cierto, que no pude ir el domingo al Malatesta, pero me hubiera encantado. Espero a la próxima.
Un saludo
Si, espero que haya próxima cuando ea, jajaja. Aunque después del tute de octubre ya veremos.
ResponderEliminarBien, pues cuando sea espero enterarme. Te vi en el Despertar. Bueno, me toco leer después de ti, aunque algún desaprensivo pasó delante de mí. Y, bueno, creo que a veces es importante acercarse a los otros. En lugar de esperar siempre que se acerquen a ti.
ResponderEliminarEn fin: que me gustó oírte. No más. Un saludo.
Hola Ana, gracias por tu comentario. Yo también te escuché pues me quedé a todo el recital, jajaja, y terminé organizando algo aquel pequeño caos.
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