fuérase sola
entonces al frente la nave de la muerte.
Jamás me incorporaré a Jalil Hawi
Ya que
sobre mi mesa
está la copa que nunca beberé; la tertulia de amigos
la rodea; discusiones de las tantas de la noche;
historias del amor sublime; detrás de mí la nada;
delante tengo las mañanas; sobre mis hombros el viento.
No ataré mis días a los pasos de Vanghog
ya que necesito una hora para nadar en el Sena, un día
para subir al Monte del Xeij, un año para asomarme
a las alturas Beirut, dos años para cruzar la torre china
necesito
toda la vida, absolutamente toda la vida,
para que las cosas necesiten mi mano
-La noche con su lobreguez, el sol con su ferocidad, las olas
con su desconcierto, la tierra con su amplitud, las nubes con su negrura,
el desierto con su nomadismo, el río con su extrañeza-
Hassan El Ouazzani en Poemas sobre el balcón de la vida.
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
Me ha gustado un montón este poema. Ser en todo sin querer ser parte de nada. Querer sentir con lo prófugo de la vida para mantenerse al margen de lo que su mundo interior necesita, para reencontrarse cada día con su yo. Acudir sin sentir que llegó. Me lo apunto en mi cuaderno rojo. Quizá algún día lo cuelgue en mi blog.
ResponderEliminarBesos.
P.D. No me has dicho por donde estarás la noche del 22.