No es que me guste el rosado mundo de polvo.
Ha sido todo predestinado.
La flor, se abre o se cae,
depende del Dios de las Plantas.
Se irá una, si es que ha de irse.
Y si se queda, ¿cómo lo aguanta?
Cuando las flores silvestres cubren mis cabellos,
no hay que preguntar dónde me encuentro.
Yan Rui, incluido en Antología de poetas prostitutas chinas (Siglo V-Siglo XIX) (Visor Libros, Madrid, 2010, ed. y trad. de Guojian Chen).
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Bellísimo, muy conmovedor, el sólo hecho de pensar dónde se encuentra lo dice todo.
ResponderEliminarBellísimo, sin duda, y sencillo. Un abrazo.
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