Me gustaría tanto saber que estás ahí,
leyendo este poema.
Lo que hoy te dedico no es la vida,
ni siquiera un simulacro de ella,
son sólo las palabras que se caen
de la velocidad de un viernes,
de la velocidad que hoy llevan nuestras cosas,
tan fuera de las cosas.
Y ya ves, yo me he parado,
y digo un poco de esta ausencia en verbos sucesivos,
y no enveneno nada porque el aire lo aligera todo;
y tu amor se quedará como hasta ahora
detrás de este papel,
sujeto a la emoción de la ciudad,
y es lástima que las palabras
no sepan del dolor o la alegría que ponemos en ellas.
Te he podido buscar y hasta encontrarte,
te he podido perder como una tarde en los cines,
cuando es de noche ya, fuera en el mundo,
te he podido seguir en esta hundida carrera de los signos
y de las programaciones para los próximos segundos,
pero hoy me he dividido entre la inútil tarea de escribir
y la necesidad de que te encuentres ahí,
conmovedoramente ajena a lo que digo.
Ángel Luis Luján en Días débiles (1997), incluido en Pasar la página (Ediciones Olcades, Cuenca, 2000).
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Gracias Francisco por compartir este poema.
ResponderEliminarEsos versos: "hoy me he dividido entre la inútil tarea de escribir
y la necesidad de que te encuentres ahí,
conmovedoramente ajena a lo que digo." me gustaron mucho!
Saludos!
Me alegro de que te haya gustado
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Qué coincidencia!
ResponderEliminarHoy también en su blog de poetas del siglo XXI Fernando Sabido le dedica una entrada a Enrique Luján.
El poema desde luego es maravilloso.