martes, 2 de marzo de 2010

Adriano Rémura nos habla sobre '40 barcos de guerra', antología de poetas mexicanos editada por VersodestierrO

40 Barcos de guerra (Editorial VersodestierrO, México, 2009) es una antología independiente. Se realizó con el propósito de dar una muestra plural de poesía, beneficiada por diversos criterios. No está de más decir que esta propuesta de antologar, concebida por Adriana Tafoya, es inédita al menos en México. No existe registro en donde 42 proyectos independientes de manera autogestiva, contraria a la mente tradicional, se aventuren a conformar un libro de poesía con 42 ópticas diferentes. La selección se llevó a cabo por cada barco editorial, al incluir cuatro poetas que consideró relevantes por su calidad poética o ser representativos de su intensión literaria.

Toda compilación responde directamente a su naturaleza, y no puede evadirla. Todo lo que incluye y excluye responde también a su realidad histórica. Es en sí un libro, un concepto, un rigor, un breve universo que entrega el discurso: desde el título hasta la conclusión, y en el caso antológico los criterios son los que determinarán su carácter.

Esta es una antología con nombre de guerra —una guerra moderna como planteaba Carl von Clausewitz— que demuestra que el centralismo es un gran hoyo negro y que no hay elementos para negar el inicio de otra lógica para materializar las cosas. La pretensión fue reunir una flota que avanzara hacia la descentralización y la amplitud de cánones, diera a conocer proyectos poco difundidos en la República y que lograra realizar un reto postergado: la alianza de grupos “marginales”, entendidos como independientes, o viceversa. Cabe acotar que se entiende por independencia la situación de una colectividad que no está sometida a la autoridad de otra y que goza de libertad y autonomía.

Aquí se consolida un libro referencial y de consulta, tanto de proyectos editoriales como de poetas que son difíciles de reunir en un mismo espacio, ya que se ubican en diferentes entidades del país, como son Chihuahua, Sinaloa, Sonora, Veracruz, Tabasco, Oaxaca, Guerrero, Ciudad de México, Chiapas, San Luis Potosí, Monterrey, Guadalajara, Puebla, Michoacán, Estado de México y zonas conurbadas como Ciudad Nezahualcóyotl, Iztapalapa e Ixtapaluca, entre otras; y nacidos en distintas décadas, que comprenden desde los años 20 hasta los 90. El criterio de selección no se estableció por generaciones temporales, pues el rango se midió por el quehacer o enfoque de trabajo, es decir, en la voluntad autogestiva que une a los poetas y editores que la componen y dan continuidad, por así decirlo, a “una misma generación”.

En la mayoría de los casos son proyectos con pocos recursos económicos para la producción de largos tirajes e incluso tiros cortos. Sin embargo, a diferencia de lo que se podría creer —pues ha dominado el pensamiento durante varias décadas de que sólo se puede subsistir si se va al centro, con subsidios, aliándose con grupos de poder o cuando la economía del país es favorable y hay dinero en “abundancia” para invertir con tranquilidad en las imprentas— 40 Barcos de guerra comprueba que aún en tiempos difíciles (como siempre son en nuestro país) se puede desarrollar un proyecto de gran formato, y banalizar la idea aparente en el ensayo escéptico de Miguel Ángel Flores, de 1984, donde escribe: “Pero cuando nos enfrentamos a un desastre económico, con elevada inflación y contracción de ingreso, la ‘marginalidad’ entre comillas, de golpe se borra, y la verdadera marginalidad, aquella que se emparenta con el samizdat, no surge por ningún lado”. A 25 años del comentario se concreta esta flota, y con su nacimiento constata que no sólo pueden producirse frutos solitarios, sino también invaluables alianzas entre editores y poetas para apoyarse y construir

Adriano Rémura

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tomo la palabra: