martes, 23 de junio de 2009

Artículo de Francisco Cenamor sobre la novela 'Un puente sobre el Drina', de Ivo Andric

Dicen las malas lenguas literarias que a Ivo Andric se le concedió el Premio Nobel de Literatura sólo por su novela Un puente sobre el Drina (Editorial Debate, Madrid, 1999). Leída la misma, mi conclusión es: feliz decisión, yo hubiese hecho lo mismo, sólo por escribir una obra así ya lo merecía.

A veces es difícil explicar cuándo estamos ante una obra maestra de la literatura. Leyendo la novela del escritor bosnio yugoslavo la sensación es de estar ante algo importante. Y creo que lo es, por diversos motivos.

Raros son los ejemplos en los que lo culto y lo popular se entrelazan de manera magistral. Las obras que permanecen en el inconsciente de los pueblos tienen mucho de mezcla entre ambos aspectos. Andric manifiesta en esta obra un magnífico conocimiento de la historia de su pueblo (país es un concepto difícil de usar aquí), de su historia social, religiosa y política. Expone un gran conocimiento, además, de las tradiciones populares y cómo fueron apareciendo y desapareciendo.

Para mi gusto, la novela histórica actual, tan de moda, abusa excesivamente de lo fantástico religioso y lo policíaco. En Un puente sobre el Drina estamos ante una novela histórica en la que los personajes centrales son un puente, el de la ciudad fronteriza bosnia de Visegrad, y un país, Bosnia, actualmente Bosnia-Herzegovina. Nos relata la historia de ambos desde el siglo XVI, en que comienzan las primeras visiones del puente antes de su construcción, hasta 1914 y la Primera Guerra Mundial.

Los relatos del comienzo sobre el lugar en que se asienta la ciudad de Visegrad y el de la construcción del puente son de una gran belleza. Es de destacar el ritmo vivo y alegre que mantiene la novela en todas sus partes, tal vez por la necesidad de contar una historia tan larga en apenas 400 páginas. Pero lo consigue, créanme.

Al estilo de Las mil y una noches, veremos aparecer decenas de pequeñas historias, unas muy cortas, otras un poco más largas, pero breves igualmente, en las que se cuenta lo universal desde lo cotidiano, la historia de Bosnia, desde lo cercano: el puente sobre el río Drina y las vidas de los personajes que lo transitarán o habitarán cerca de él. Y nos encontramos con una historia poblada de convivencia y conflicto de la diversidad, con instituciones gobernadas en diferentes momentos por turcos, serbios, bosnios, húngaros, alemanes…, unos al servicio de otros y viceversa.

Lo dramático, lo cruel e incluso brutal de la maldad humana, aparecen al lado del amor, la ternura y los valores más humanos. Las mismas religiones que conviven amistosamente durante decenas de años, pasan a enfrentarse a continuación. Memorables son las historias en las que los musulmanes observan perplejos cómo los cristianos se matan entre sí.

Y, una vez más, vemos la importancia histórica de los países europeos del Este, con culturas nacionales incluso más antiguas que las occidentales, que la española seguro. Como veremos en la novela, la riqueza y variedad cultural de la zona es impresionante.

Precisamente, el autor de la novela, Ivo Andric, es un claro ejemplo de esa variedad y riqueza. De padres croatas católicos residentes en Sarajevo, capital de la mayoritariamente musulmana Bosnia, nació bajo la dominación del Imperio Otomano y fue educado en Visegrad, la ciudad en la que transcurre la novela y que hace frontera con Serbia. Gran defensor de la unificación de Yugoslavia, sus estudios y trabajos como diplomático le permitieron recorrer y conocer los diferentes estados que la componían. Bajo la moderna e independiente dictadura comunista de Tito vio cumplido su sueño de unificación, y aunque ahora es considerado como el mejor escritor bosnio y el único que recibió el Premio Nobel en ese país, él siempre se consideró un escritor yugoslavo.

Francisco Cenamor

4 comentarios:

  1. Ni conocía la obra, me has despertado ganas de leerla.

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  2. Es una joyita, yo disfruté mucho leyendo.

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  3. Yo tengo la lectura de esta obra aplazada - por diversos compromisos académicos y profesionales - hasta el verano. No hace falta decir que la lectura de esta reseña acrecenta las ganas de leerla...

    Gracias,

    C.-

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  4. Disfrútala cuanto antes, seguro que no te defraudará.

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