Cualquier madrugada, una esquirla de belleza imperfecta. Sonrisa derramada en la barra, sospecha entrañable tras la música que se inclina en la reeducación de la falda. La juventud que estalla sobre pieles selectas, la lengua expuesta al armisticio. Los dogmas capitulan una vez establecidos mientras los cuerpos adulteran su pánico a los rincones oscuros, sin nombre ni escondrijo por encima del placer. La aliteración del vello se hace sublime, una mano redoma el licor sagrado, tu enajenación sintética secunda pequeñas muertes, temblará en el ojo al que todo impresiona. ¡Atrévete al fin! ¿Qué sientes? Horizontalidad. Una sonrisa derramada en la barra y la sospecha: lugares comunes
lugares comunes
lugares comunes;
luces vulgares, lugares comunes, la pasmosa parsimonia del tiempo y esa música. Cualquier madrugada, una esquirla de belleza imperfecta. ¡Hay de ti, noctámbulo! ¡Hay de ti, pobre danzarín enamorado!
Luis Morales en es hora de embriagarse con poesía (número 2 y 3, Madrid, octubre de 2008).
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que el noctambulismo nos dé buen fruto, francisco
ResponderEliminarmi saludo y mi afecto
santiago
Veo que, de momento, no te han "filtrado" la página. Yo traté de dialogar con el interfecto que emprendió la campaña, pero no atiende a razones. Aunque espero que se haya calmado un poco.
ResponderEliminar¿Poesía alcoholica, de noche, farra, extasis sobrevenido en cualquier bar, de madrugada?
ResponderEliminarEso parece, sí, jajaja.
ResponderEliminarPrecioso, una suerte para todos que lo haya escrito ¡Gracias¡
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