miércoles, 6 de agosto de 2008

Reseña del poemario 'El corazón más feo del mundo', de Óscar Aguado


El corazón más feo del mundo es el segundo poemario publicado por Amargord de uno de los poetas con más seguidores en las calles donde abundan los artistas sin consagrar. Previamente presentó El Arco iris de un Anticuario, que en realidad era su primera obra escrita, aunque no editada pues antes salió a la luz Yo fui el negro que escribió la biblia, Primer premio Nacional de Poesía Joven de la Universidad Popular ‘José Hierro’ 2005.

Sostiene Francisco José Sevilla en el prólogo que el corazón más feo del mundo obedece a Córdoba, por el brazo tatuado de un tal Julián, cuando en una tarde sin nubes muestra un tatú a Óscar, signo que es tatuaje de un corazón, y que representa el corazón más feo del mundo, relato de un desamor y otras desventuras: “Soy el dedo/ que se clava en la espina/ y la rompe/ lo que queda dentro/ es mi dolor/ y me lo quedo”.
El poemario viene introducido por un cuento en el que un rey pide a su esclavo darle su mano, orden que acata cortándosela con un cuchillo que emplea después para extraer su corazón cuando el monarca también se lo exige.
Dice Gonzalo Escarpa de Óscar Aguado que es Bartleby el escribiente, Ismael, Tristram Shandy, Alberto Caeiro. También Arturo Carrera y Jorge Boccanera y, además, Nicanor Parra. Que él sabe que al ser tantos es una carta que contiene la verdad de las plantas.
Es difícil no encontrar un toque de ternura cruel en los poemas de Óscar Aguado y dejarse llevar por todos esos recuerdos de lecturas y películas vistas que se han colado por sus versos. El viaje de Alvin Straight en una segadora buscando a su hermano hace escalas para visitar a Momo, al ladrón Fendetestas, Ignatius Reilly, Señor Chinasky o al defensa del Atlético de Bilbao Argote que centra al área para que los hermanos Vicario rematen a Santiago Nasar.
El discurso irreverente de Óscar Aguado es uno de los más atractivos de la poesía española. Bardo errante que mama los versos en los templos de la poesía. Desde Córdoba a Leganés pasando por Lavapiés o el Raval de Barcelona.
El poeta siamés de Aguado, Paco Sevilla, dice de su hermano en la bohemia que aterriza en la ninguna parte de un poema, trascendiéndolo todo gracias a una mística realizable con solo mirar, personal filtro de la realidad del presente sucesivo, recreador de universos.

Óscar Aguado nació en Córdoba en 1977. Antologado por Ignacio Elguero en
Periféricos (U.P José Hierro, 2004), por Gonzalo Escarpa en Todo es poesía menos la poesía (Editorial Eneida, Madrid, 2004), próximamente aparecerá en Jóvenes poetas en la casa del libro (Ediciones Hiperión). Sus libros publicados son Yo fui el negro que escribió la Biblia (Premio nacional de poesía joven U.P José Hierro 2005), El arco iris de un anticuario (Ediciones Amargord, Madrid, 2006). En este año 2008 también aparecerá en formato libro disco Barro, en la editorial Grupo artístico 8.


Poemas de Óscar Aguado en este blog

Toca aquí para ir al Catálogo de poemas

4 comentarios:

  1. "uno de los poetas con más seguidores en las calles donde abundan los artistas sin consagrar"

    no sé, no sé.

    ¿Qué es ser un artista consagrado?
    ¿Qué tiene eso de relevante para comience así la reseña de su libro?
    ¿Toda la gente que compra sus libros son artistas sin consagrar?
    ¿Quien ha hecho ese estudio?

    (si fuera necesario) posiblemente fuera mejor así: uno de los poetas con más seguidores en las calles.
    y luego ya el resto.

    En este año saca Barro y Canción de cuna para un héroe. 3 libros en un mismo año.

    yo destacaría su sensibilidad.
    yo. cada uno que diga lo que quiera. claro.

    abrzzz

    ResponderEliminar
  2. Bueno, el problema tal vez sea quién decide todo eso. Al fin y al cabo, esa expresión no aporta demasiado cuantitativamente: poca gente lee poetas actuales.

    ResponderEliminar
  3. el otro día me dijeron: "me gusta mucho lo que hacéis ahora los chavales que estáis empezando, que luchéis por la poesía"

    y no fue precisamente garcía montero (por poner un nombre de "poeta consagrado") el que me lo dijo.

    Creo que entre los poetas hay mucha prepotencia, mucho egocentrismo. Pongamos un poco de humildad a la vida.

    un abrzzz

    ResponderEliminar
  4. Bueno, poner humildad está bien, siempre y cuando sea verdad. Yo propongo hablar de "propuestas interesantes", pero seguro que al final terminaríamos usando ese término para decir a los demás lo que es bueno y lo que no, jajaja.

    ResponderEliminar

Tomo la palabra: