Traigo todo mi sueño desplegado
en el aire candente de mi espera
y un vértigo de sangre en la ladera,
rota mi soledad, de mi costado...
Traigo un afán de savia y de sembrado
y una ilusión de paz y sementera...
Traigo una sed de arroyo y torrentera
y un eco de camino reencontrado...
Un cansancio de andar constantemente,
haciéndome semilla, sin dar fruto,
en el surco, sin luz, de mi camino,
y una espiga de llanto en mi presente...
Traigo la realidad de lo absoluto
de ser cardo...,
Ser tierra...,
Ser espino...
Ángel Joaquín García Bravo en La piel de mi horizonte, (Publicaciones de la Caja de Ahorros de Alicante y Murcia, 1982).
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