dame a su tiempo, te suplico, una tiendita de tabaco,
con las brillantes cajitas
primorosamente apiladas en los estantes
y el fragante andullo suelto
y la picadura,
y el brillante Virginia
suelto en los vasos de vidrio,
y un par de balanzas no demasiado grasientas,
y las prostitutas entrando de pasada para una palabra o dos,
para una broma, y arreglarse el pelo un poquito.
Oh Dios, oh Venus, oh Mercurio, patrón de los ladrones,
préstame una tiendita de tabaco,
o instálame en alguna profesión
que no sea esta maldita profesión de escribir,
donde uno necesita su cerebro todo el tiempo.
Ezra Pound, incluido en Antología de la poesía norteamericana (Fundación editorial El perro y la rana, Venezuela, 2007, selec. de Ernesto Cardenal, trad. de José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal).

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tomo la palabra: