igual que la rana siente
la lluvia que viene
entonces mis torpes dedos
sienten
el final
de la risa.
Por eso,
amigo
antes de que el viento sople
y se encapote el cielo
vamos a sentarnos un momento
a la orilla del murmullo
y al borde de la luz,
bajo las aguas mansas
asciende el sapo
donde el dedo del agua.
Ahí nuestras palabras
encontrarán los delicados filamentos
que ancla el cerebro al estómago o al corazón
palabras que fastidian otras palabras
y palabras
que guardan lo que no se puede ver
la fuente
de lo que debemos tocar
para ver.

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tomo la palabra: