de solo mirarle un día,
¿qué efecto en el alma haría
cuando a mis labios llegó?
Dígalo amor, a quien diere
el alma por escucharle,
que fuerza será dejarle
vida y alma, si le oyere.
Que sin jamás apremiar
la voluntad de manera,
él la fuerza a que te quiera,
que no te puede olvidar.
El pie tu Silva besando,
que juntamente adoraba,
do sentí que al alma entraba
un fuego y otro abrasando.
Y abierto hasta el corazón
el camino a puro fuego,
a paso llano el pie luego
entró a tomar posesión.
Y tan perdida quedé,
cuando los ojos por verle
alcé, que por no perderle
me di por el dulce pie.
Y como me di a mí, diera
por solo este pie pintado
cuanto bien imaginado
puede haber, si le tuviera.
Aquesto así ejecutado,
me fuera suma riqueza
verle sobre mi cabeza
después de haberle besado.
Que no solo vencedor
tu robusto brazo diestro
es, que con tu pie siniestro
hieres y matas de amor.
Mil dardos dél me arrojaste
y al alma todos llegaron,
y mil heridas causaron
de amor, con que me mataste.
Luisa de Carvajal y Mendoza, incluido en Antología de poetas españolas. De la generación del 27 al siglo XV (Alba Editorial, Barcelona, 2018).
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