de un azul intenso y fascinante,
que al atardecer contemplo
bajo el sol flotante.
No, este no es el mar que amo,
sereno al dormir, o jadeante
como un dinamo
de vehemente sinfonía.
Este mar devuelve los cuerpos,
sus clavados ojos en el cielo infinito,
inocentes quimeras ahogadas en los tempos,
de un paraíso ansiado y esquivo.
Irma Kurti, incluido en Revista Kametsa (1 de septiembre de 2022, Perú, versión de María del Castillo Sucerquia).
BUEN POEMA
ResponderEliminarHablar de la belleza del inmenso mar para mostrar una realidad tan dura. Un abrazo.
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