jueves, 9 de diciembre de 2010

Entrevistas Editoriales: Alfredo Copeiro, de Descrito Ediciones





¿Desde cuando estáis editando y qué os motivó a comenzar?
Descrito Ediciones se puso en marcha en noviembre de 2009 en Toledo. Nuestra primera publicación fue la novela La puerta de las Meninas, del escritor Joaquín Copeiro. Los motivos que nos animaron a montar la editorial fueron nuestra pasión por los libros y la necesidad de materializar el compromiso que siempre hemos sentido por ellos. Publicamos tanto libros físicos como libros electrónicos. Creemos que en la simbiosis de ambos formatos los lectores descubrirán uno de los rasgos más llamativos de la editorial. Pensamos que el libro electrónico permite a muchos autores dar a conocer sus obras y a los lectores acceder a ellas desde cualquier rincón del país, o del planeta. Esto nos parece especialmente importante en el caso de la poesía, que quizá encuentre un mayor espacio vital en el formato electrónico. Nosotros apostamos por ello.

¿Qué géneros publicáis normalmente?
De momento, estamos centrados en la narrativa, la poesía y nuestros descritos. Estos últimos son libros formados por imágenes o por la suma de palabras e imágenes; en este segundo caso, no se trata de libros ilustrados, sino de obras en la que la unión de la imagen y la palabra resulta necesariamente complementaria, de manera que la ausencia de alguna de ellas la dejaría inconclusa. Son libros que tal vez recuerden conceptualmente a los cuadernos de artista. La colección la inaugurará, precisamente como e-book, el libro que da nombre a la serie: Descrito, de Virginia Pozo, Pablo Sánchez y Alfredo Copeiro. Para esta colección estamos contactando con otros artistas plásticos.
   En narrativa, contamos con la obra citada La puerta de las Meninas y estamos en contacto con los escritores Antonio Martínez Ballesteros y Juan Carlos Pantoja, para la posible publicación de obras suyas. En cuanto a la poesía, hemos lanzado una colección de e-books, cuyo primer título es La memoria escandida. Ejercicios de métrica, de Joaquín Copeiro, y a finales de diciembre o principios de enero verán la luz dos nuevos poemarios: Zaquizamí, de Elena Román y De otoños y ternuras, de Manuel Camuñas.

¿Qué criterios tenéis a la hora de seleccionar los libros que publicáis?
Como es natural, de una obra nos interesa que la relación entre forma y fondo configure una propuesta sugerente y, quizá, singular. Queremos dar cabida a voces nuevas, que aborden las preocupaciones actuales, con independencia de que los autores sean noveles o vengan avalados por una trayectoria anterior. Tenemos un especial interés en impulsar nuestra colección de poesía en formato electrónico, porque creemos que es el género que tiene más puntos en común con la pintura, la fotografía, el audiovisual, al tiempo que permite la reflexión íntima sobre la propia existencia.

¿Admitís originales?, ¿cuál es el canal para ponerse en contacto con vosotros?
Por supuesto, nos pueden enviar originales a nuestra dirección de correo electrónico: contacto@descritoediciones.com.

¿Cuáles son los principales problemas que encontráis a la hora de desarrollar vuestra labor editorial?
Nos encantaría decir que ninguno, pero no es así. La distribución y la financiación son nuestras mayores dificultades. Pero internet está dando ciertas facilidades a pequeñas editoriales como Descrito Ediciones. A través de nuestra web se pueden adquirir nuestras publicaciones.

¿Y cuáles son las satisfacciones que recibís?
La mayor satisfacción es ver las obras publicadas con una calidad reconocida por autores y lectores.

Una breve valoración del mundo editorial actual…
El mundo editorial actual está hegemonizado por los grandes grupos editoriales, que promocionan a sus autores. Pero las pequeñas editoriales no podemos ni queremos renunciar a abrirnos un hueco por donde dar a conocer nuestras propuestas.

Alguna cosa más que quieras añadir…
Hoy sigue siendo imprescindible leer, como imprescindible es amar, como imprescindible es soñar, para evitar así que nuestra sociedad se deslice hacia una realidad como la que fue genialmente metaforizada en Farenheit 451.

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