¿Desde cuando estáis editando y qué os motivó a comenzar?
En el año 2005, Julia de la Rúa, escritora y artista plástica con experiencia en el mundo editorial tanto delante como detrás de las máquinas de impresión, funda Araña editorial, acompañada de la labor del creativo y editor Enrique de la Rúa. Lo hace con la intención de canalizar la creatividad de los artistas y escritores que promueven los sentimientos, la belleza, la igualdad y la justicia humana, y que valoran sobremanera la sinceridad y un espíritu y pensamiento crítico y libre. Ése era un espacio que no estaba lo suficientemente cubierto en el panorama editorial español.
¿Qué géneros publicáis normalmente?
Fundamentalmente, publicamos poesía, novela, diarios y cuentos. Pero también obras que mezclan y ponen en cuestión la división clásica entre géneros —especialmente en nuestra colección 'La araña pica'—. Asimismo, estamos estudiando la posibilidad de abrir una colección de ensayo y editar a los clásico. Pronto saldrá a la luz una novela de Mary Wollstonecraft que dará lugar a una nueva colección. Y queremos seguir abriendo campos e innovando.
¿Qué criterios tenéis a la hora de seleccionar los libros que publicáis?
Primero, que la obra responda a la idiosincrasia de Araña editorial ya referida. Y es que nuestro proyecto no se ciñe a publicar libros indistintamente, como un mero expendedor de literatura, sino que tratamos de privilegiar aquellos que transmitan los valores que, a nuestro juicio, deben sobresalir en nuestras sociedades. Además de eso, prestamos especial atención a la calidad literaria del texto, pues siempre buscamos publicar obras con elementos originales. Para ello contamos con un departamento de evaluación y análisis de manuscritos que se encarga de remitir informes a los autores de las obras y de trabajar juntos en la elaboración del texto definitivo.
¿Admitís originales?, ¿cuál es el canal para ponerse en contacto con vosotros?
Sí, admitimos originales. Casi toda nuestra labor editorial se ha basado en los originales que nos van llegando, bien a través de nuestra página web, los diferentes blogs y redes sociales en los que participamos, las actividades culturales, artísticas y solidarias que organizamos, o a través de amigos, conocidos y simpatizantes del proyecto de Araña editorial.
¿Cuáles son los principales problemas que encontráis a la hora de desarrollar vuestra labor editorial?
Principalmente son dos. Uno de naturaleza más general y otro específico del mundo editorial como empresa.
El primero es la progresiva disminución de lectura del público español de obras que les lleven a reflexionar, que les impacten en su alma y promuevan la crítica de la sociedad actual. Cuando eso se junta, al mismo tiempo, con lectores entregados a lecturas evasivas, masivas, nada comprometedoras, casi ociosas y de veraneo de best sellers, el asunto se vuelve más complicado aún. Si llegar al lector es siempre en sí mismo difícil, alcanzar a este tipo de lector, cada vez más habitual, lo es mucho más. Nosotros, en cambio, proponemos una lectura creativa y humanista, que es siempre un compromiso para el lector.
El segundo problema es la dificultad que hallamos —común a otras muchas editoriales— para establecer canales de transmisión duraderos de nuestras obras al público. Por un lado, y generalizando, cada vez hay menos distribuidoras nacionales e internacionales; y las que quedan están, en consecuencia, tan saturadas de trabajo, que exigen algunas veces unas condiciones contractuales difíciles de cumplir. Por el otro lado, y aunque nosotros tenemos nuestro hueco, las grandes editoriales y los grupos editoriales de amplio espectro y alcance tienden a copar, gracias a su mayor capacidad económica y publicitaria, los espacios de las librerías y de los grandes almacenes y superficies. Por todo ello, intentamos hacer labores de difusión en Internet, pero la masiva cantidad de información presente en la red —muchas veces ruido únicamente, todo hay que decirlo— dificulta la visibilidad de nuestros libros. Quizá lo más importante es nuestra apuesta, a este respecto, por tareas más intensivas, cercanas: compaginamos nuestro quehacer editorial con actividades artísticas (pintura, música, videoarte, etc.) y solidarias que representan igualmente la idiosincrasia de nuestro proyecto, a través de las cuales damos a conocer a nuestros autores y sus obras. Uno de los proyectos más importantes es el actual Primitivismo femenino, en el que participan varios países de Latinoamérica y Europa, y que sin duda marcará un punto de inflexión en Araña editorial y, por lo tanto, en todos los lectores y escritores que se acerquen a nosotros.
¿Y cuáles son las satisfacciones que recibís?
Nuestra cuota de mercado, que siempre va en aumento, nos proporciona grandes satisfacciones y alegrías. Ante todo por los lectores, los cercanos y los lejanos, que siempre han acogido con agrado, y no sin críticas de todo tipo —que nos ayudan a mejorar—, nuestras publicaciones. A nuestro nivel, muy próximo con ellos, tratamos de estimular una relación de lector-amigo y de confianza. Procuramos hacer lo mismo con los autores.
En cuanto a la distribución y ventas de nuestras publicaciones, hemos de decir que nos caracterizamos por poseer obras de largo recorrido, que, gotita a gotita, pausadamente, van abriéndose paso. Nos gusta este modo que tienen nuestros libros de aposentarse lentamente en nuestros lectores y en el mercado, sobre todo porque creemos en su contenido, en su valor a largo plazo, y no lo concebimos como un producto que debe agotarse pronto para, con igual prontitud, ser sustituido por otro. Es una gran satisfacción saber que, años después de su edición, una obra literaria sigue llegando, leyéndose y disfrutándose. Y es que ése es el tipo de competencia que nos gusta hacer y con las que vamos granjeándonos un espacio en el mundo editorial.
Una breve valoración del mundo editorial actual…
Quizá haya que insistir en la (peligrosa y a veces tendenciosa) conversión del mundo editorial en un mundo empresarial, despersonalizado, mercantilista. Araña editorial no es, quién lo duda, una entidad sin fines lucrativos; también nos gusta —y trabajamos para ello— que “nos cuadren los números”. Pero tenemos muy claro qué va primero y cómo deseamos que esos números estén parejos: nuestros valores son eficientes. Además de esa (¿perversa?) conversión, detectamos una ausencia, casi un olvido, que nosotros sí procuramos recordar, realizar e impulsar. Es esto: un proyecto editorial no debe desligarse de, y debe estar comprometido con, los otros ámbitos culturales anejos a su actividad: la pintura, la música, la traducción, las acciones solidarias, etc. Tener una concepción integral del arte —como tenemos nosotros— y avivar proyectos que aúnen diversos espacios artísticos es algo que, pensamos, falta en el mundo editorial.
Alguna cosa más que quieras añadir…
Que los lectores no se pierdan nuestras dos últimas publicaciones: Cazador de flores, del escritor mexicano Benjamín López Guerrero; y El perfil de los perros, de Julia De la Rúa.
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