Intento abrir el negro paraguas de mi padre
debajo de la cama, sin poder conseguirlo
porque voy tropezando con zapatos y botas.
Pruebo después con otro paraguas más pequeño
y mío, de colores, de cuando yo era niña,
y tampoco lo logro.
Alguien me dice entonces
que no deben abrirse los paraguas en casa.
Pero prosigo, terca, hasta que doy con algo
apenas consistente, por donde mi pequeño
paraguas se me escapa completamente abierto
y girando con todo su esplendor de colores.
María Victoria Atencia en Los sueños (1976), incluido en En voz alta. Las poetas de las generaciones de los 50 y los 70. Antología (Ediciones Hiperión, Madrid, 2007, ed. de Sharon Keefe Ugalde).
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¡Qué cosa más linda de poema! ¡Qué fresco!¡Qué alegría de final! GRACIAS
ResponderEliminarEsta mujer fue todo un descubrimiento para mí y creo que solamente me falta un libro para leer su obra completa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Precioso este poema de Maria Victoria. Gracias por compartirlo Francisco. Un placer encontrarte de nuevo y leerte amigo. Un abrazo inmenso.
ResponderEliminarPor aquí sigo, dedicándole unas horitas al blog, seleccionando buena poesía para aprender y disfrutar.
ResponderEliminarUn abrazo.
El poema del paraguas es alucinante. Descubrí este blog hace poco y me encantó. Me quedaré cerca.
ResponderEliminarSaludos.
Pues espero que disfrutes cin tantos y tantas poetas como me han acompañado en mi aprendizaje.
ResponderEliminarUn abrazo