Amanece algo empieza o sencillamente un hombre va caminando
(De otro lado) Alguien muere finaliza es bruscamente detenido
(Entonces) El horror la sorpresa se monta salvaje en tu corriente sanguínea
(Y así) Es el dolor el fluido que mejor conduce el dolor
No hay quien soporte esta sabiduría: existe la inocencia,
el ciervo sabía de la detonación antes que la mano.
Y tú convocas sus ojos, quieres saber, te revuelves, tú el ciervo,
cada vez que alguien, algo, toca a su fin, es arrebatado, fallece
y adónde.
Julieta Valero en Altar de los días parados (2003), incluido en Fuga de la nada. Dieciséis propuestas poéticas (Bohodón Ediciones, Madrid, 2009).
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